La anorgasmia es la inhibición persistente y recurrente del orgasmo, es decir, o no sucede nunca o está notablemente retrasado. Un dato interesante es el que ofrece el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología donde casi el 98% de las mujeres que acuden a consulta quejándose de que nunca han llegado al orgasmo, coinciden con que nunca se han masturbado.
En realidad, a lo largo de la historia se ha investigado poco o muy poco sobre el orgasmo femenino. Aparte de que el placer de la mujer ha estado en segundo plano, el orgasmo femenino tiene muy poca influencia a nivel reproductivo. Pero por suerte, las cosas están cambiando, y cada vez más se está teniendo presente el tipo de placer y de orgasmos tanto femeninos como masculinos.
Lo que se conoce de la anorgasmia es que sus causas pueden ser físicas como alteraciones neurológicas, metabólicas y endocrinas, dolor pélvico crónico, sequedad vaginal, efectos de algunas drogas y fármacos, y enfermedades crónicas, o psicológicas, entre las cuales están los miedos, la culpabilidad, la deficiente formación e información sexual, las experiencias sexuales traumáticas, y depresión, entre otras. Se dice que solo en un 5% de los casos la anorgasmia tiene causas físicas.
Existen cuatro tipos de anorgasmia:
- Primaria: La presentan personas que nunca han tenido un orgasmo.
- Secundaria: La presentan personas que han tenido orgasmos con anterioridad pero que ya no los tienen.
- Situacional: La presentan personas que pueden tener orgasmos sólo en determinadas situaciones. Por ejemplo, pueden tener orgasmos solos, pero no con parejas.
- Generalizada: La presentan personas que no pueden tener orgasmos en ninguna circunstancia ni con ninguna pareja.
Y si es tu caso, ¿qué puedes hacer? Es importante la evaluación del historial clínico mediante analíticas y revisión, y el seguimiento de un tratamiento sexológico en ocasiones basado en la erotofilia, la autoestimulación o la orientación en posturas y prácticas sexuales en pareja.